sábado, 3 de diciembre de 2011

Alejandra Velásquez



Para mi Grumpy, musa de mi inspiración.


     Todo cambia en mí como el alba al rocío cuando besas mis labios. Pasionalmente vas regando por mi cuerpo sustancias extrañas que le dan color, olor, vida y forma a mi alma.
Tenerte inmersa es sentirte como la hoguera a la madera. Todo en mí se transforma, todo en mí cambia; El tiempo, el latido, el suspiro, el olor, mi sabor. Llanamente eres mi organismo fotosintético.




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     Tengo ausencia de ti, una enfermedad que no se cura con café, ni con agua, ni con vino, ni con vientos, ni con atardeceres, ni con amaneceres, ni con soles, ni con lunas, ni con Nacho, ni con Bunbury, ni con Johansen, ni con Gabo, ni con Carrasquilla, ni con Twain, ni con Cortázar, ni con Porfirio, ni con Flores, ni con Flaubert, ni con Caicedo, ni con Bukowski, ni con Neruda. Mi querido Neruda tampoco pudo hallar la cura contra esta enfermedad. Tengo ausencia de ti.

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