domingo, 24 de octubre de 2010

Yuliana Ochoa



Santa Rosa de Osos, 1992. Joven amante de la literatura y poetiza desde temprana edad. Es maestra en formación y participante del grupo Poetas Sin Voz desde sus inicios. Se destacó en el primer puesto en el Concurso Intermunicipal del Cuento en Santa Rosa de Osos y ha participado en algunos festivales de literatura juvenil con la lectura de sus poemas. Parte de sus escritos han sido publicados en las memorias de la revista de poesía Poetas Sin Voz.

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Sublevación

Dioses inventados por gnósticos escondidos y revolucionarios que quieren salir de la ignorancia, la maldita humanidad que corrompe a los oídos castos, media noche cómplice del sexo desenfrenado y prohibido. Letreros ofreciendo una puta inconformidad con la vida, viajes con marihuana para sonreír a la situación, mujeres que venden su cuerpo para pagarse un grano de arroz. Podría ser el mundo diferente, pero sería la misma tontería: corrupción, muerte y poder de la mano de un cachaco y una corbata, las mascotas de los ricos cagándose en la vereda del pobre, hombres de sodomía en secreto que señalan con su puto dedo a aquel que tiene menos.

Personas que mueren y a una fosa común han de llegar, porque su pasado y su presente no debieron importar, sacerdotes violadores, religiosas con vestido pecador, iglesias de la mafia y un sacristán que todo esto ignoró. Un hombre desde el cielo que mira cómo se acaba el mundo, le dicen “Dios” por llamarlo así, pero jamás ha venido a la tierra, temía ser fusilado y prefirió mandar a un hombre que fue crucificado. Crucifixión, hoy todos sufren en una maldita cruz, una cruz que para muchos está al revés.

Palabras que escapan de mi boca, pueden no tener valor, como la mano de aquel suicida que no entendió la vida y se la quitó. El viaje astral a un mundo deseado, súcubos e íncubos que violan a la virgen que dejó caer su desnudez; todo en esta vida puede suceder, aquí os digo: ¡Cuidado!, no dejéis que vuestra sabiduría se ciegue, id más allá de lo deseado por la mente común, buscad lo jamás buscado, añorad lo inimaginable y tendréis asegurado el reino de la sapiencia.

-junio de 2010-



El harapiento

Camino por la calle y veo cómo se gasta el aire que respiran mis pulmones fumadores, el agua que beben los sedientos y los ojos verdes que miran al cielo.

Paso y está allí mirando por su ventana, ese hombre harapiento con su aroma a violento, con sed de sexo y ginebra. Le hablo sin mirarlo, porque sus ojos llenos de lágrimas lastiman el más cruel sentimiento. Su voz ronca y silenciosa dice el nombre de aquella sombra sentada a la ventana.

Olvidos que se quedan con el tiempo, un hombre solo en su ventana viendo como todo pasa, una mujer que en su cama lo espera sin saber que no la ama; un sabor amargo queda cuando todo acaba. Me mira y extiende su mano, como pidiendo ayuda, esperando que lo salve; salvarlo de la muerte de su alma.

La mujer que lo espera desnuda en la cama empolvada ha muerto de soledad, esperando que su amado hombre la tocara, pero sólo usó sus propias manos para consolar su cuerpo cansado. Él la mira indiferente y la entierra con su mirada.

Camino por la calle y veo cómo se gasta el amor, cómo se muere el cuerpo y cómo mata la soledad.

-10 de agosto de 2010-

4 comentarios:

  1. Poetisa, no poetiza, se debe diferenciar el arte de quien lo predica

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    1. Como siempre me faltó comentar algo... el ritmo de los escritos es muy entretenido y ni que decir del aire esotérico que se siente

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