domingo, 24 de octubre de 2010

Doranel R.J.


Yarumal, Antioquia, 1981. Licenciado en Educación Básica con Énfasis en Humanidades, Lengua Castellana de la Universidad de Antioquia. Sobresale como músico y compositor, pintor, dibujante, escritor, guionista y productor empírico de cortometrajes. Ha realizado numerosas lecturas y presentaciones musicales en diversos festivales y encuentros culturales y sociales. Actualmente es codirector del Festival Independiente de Poesía Poetas Sin Voz y editor de la revista de poesía que nace a partir de este festival.

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Bólido

A ti, joven

Olvida por completo tus raíces e historia,
a quién le importa realmente de quién
o de qué eres hijo o hija, cuáles son tus orígenes,
ya no se habla de veras,
sólo hay intercambios de servicios,
ya no tienes acceso a la palabra,
porque ya no estás pensando antes de actuar,
dedícate por entero
a satisfacer esos impulsos originales,
déjate atrapar por algún fanatismo
sin pasado ni futuro y quédate absorbido
por un ideal fusionario que te permita, por fin,
existir dentro de un grupo,
encontrar una identidad colectiva
por medio de la renuncia a cualquier búsqueda
de identidad social.



¿Tirano? Verdugo

El poseedor de esta mano es considerado un tirano, un príncipe que gobierna con crueldad en un mundo infestado de amor; fetiche de las personas. Mas el poder de este ser jamás ha sido injusto; no es ninguna dictadura semejante a la de Calígula, pues no es opresor, dedícase a transmitir, constantemente, la verdad, el conocimiento oculto de las sombrías calles, los oscuros rincones… ¿tirano? Verdugo.



Haikú

Un disparo
suena con silenciador:
¡Paz!



Ausencia

La balsa
en medio del océano
y el náufrago
en casa.



Muérdeme

Como la vida que así siento, muérdeme.

Cómo quieres que no silencie,
que mis manos permanezcan mudas,
que mis ojos prefieran callar al absurdo
y mi corazón no tome su arma
                                       –amar-
y lata sin vida, enmudecido,
y nada en mi mente quiera expresarse,
que hayan querido quitarse el habla
ante toda represión que has instaurado
si ni siquiera me has mordido.

Muérdeme
    si quieres que desaparezca este silencio,
si no,
no vuelvas a lavarte los dientes.

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