domingo, 24 de octubre de 2010

María Victoria Yarce Agudelo


Es profesora de Educación Básica, además de ser una mujer emprendedora y escritora de sueños e ilusiones. Participó en el II Festival Independiente de Poesía Poetas Sin Voz. Ha realizado varias lecturas de sus poemas en encuentros culturales en el municipio y tuvo la oportunidad de asistir a Abejorral en octubre de 2011 a un encuentro cultural y darlos a conocer. Algunos de sus poemas han sido publicados en las memorias de la revista de poesía Poetas Sin Voz.

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Viva
-alegría-

¿A qué le llamas muerte?
¿A qué le llamas vida?
¿No será acaso inconsistente
ver la vida, ver la muerte,
vivir la vida, vivir la muerte,
sentir la vida, sentir la muerte
como el último suspiro
que con dolor y amor se expira?
¿Muerte de qué?, ¿vida para qué?
¿Para qué se vive si no se muere?
¿Para qué se muere si no se vive?
Oh misterio insondable,
oh sentir impenetrable
que a la mente del humano
y al sentido del hermano
carcomes con afán el amor propio,
corroes y viertes nuestro mundo
de lo hondo y sagrado, lo más pro
sacudiendo tantos cuerpos,
tantas almas y espíritus
transformando sus esencias
desde un último y tierno abrazo
hasta lo más infinito de un beso…
de un beso con lágrimas,
perlas sagradas que brotan de unos ojos,
de unos ojos que desde el corazón la han visto,
de un alma que desde lo más profundo la ha sentido,
de una vida, que desde la misma vida la ha vivido,
y que esperan con ansias
sentirla viva, tener la vida…
Muere pues, oh muerte inmortal
porque quiero vivir contigo para mí,
porque sólo mi vida y tu vida
algún día a los dos nos unirás.

(jueves 26-8-10; 6:15 a.m.)



Ángel
-alegría-

Llegas a la vida… vienes con la vida…
con tu vida cargada de bondad,
de amor, ilusión y esperanza,
para sembrar sin lontananza
en tu hogar, jardín florido
la semilla de un hijo tan querido
que al brotar como capullo
y al crecer sencillo y puro
recibe de ti lo más hermosos,
lo humilde, noble y grandioso
que sólo un regalo como tú,
una madre abnegada como tú
esparce y cultiva cada día
con desvelos, sacrificios y alegrías
sin culminar jamás tus metas
por guiar constante mis pasos,
por iluminar con tu fe mis días,
por enseñarme lo bella que es la vida
y lo grande que es el Padre,
un Padre que nos regaló a los dos
la vida, el Sol, la Luna y las estrellas
para que juntos viajemos hacia ellas
y retornemos hoy o en algún tiempo
unidos en el amor y en un suspiro
que aunque tal vez sin piedad, sin compasión
nos arrebate el sueño,
el sueño de tenernos sin temor
de poder escuchar sólo la voz
la voz silente que desde el corazón
te dice, me grita, nos habla a los dos,
sacude sentimientos desde la razón
y ahoga la razón con sentimiento
para llamarte, para llevarte
a un lugar secreto y eterno
al sutil espacio que te espera
donde la felicidad sentirás plena
porque desde allí, será tu esencia
la que sentiré siempre a mi lado
como eres, como has sido,
la hija de un Padre que te abre los brazos,
unos brazos que siempre me cubrirán
con el abrazo y el amor de un ángel

(jueves 26-8-10; 6:40 a.m.)

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