domingo, 24 de octubre de 2010

Diana María Zapata

Santa Rosa de Osos. Artista plástica y docente de fotografía. En el 2007 estuvo a cargo de la primera edición de la revista Hojas blancas, Hojas negras; un poemario de Neo Autores Santarrosanos. En 2011 formó parte del equipo de trabajo para la publicación del libro de poesía Letras que hablan, donde se recopilan poemas de escritores santarrosanos que han estado en el anonimato para muchos. Ha participado en el Festival Independiente de Poesía Poetas Sin Voz desde sus inicios con la lectura de sus poemas. Algunos de sus escritos han sido publicados en las memorias de la revista de poesía Poetas Sin Voz.

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Otro muerto:

Ya no quiero forzar mis ojos para que permanezcan descansando sobre mi inconsciente, ese que ya decidió no hacer nada.

Ojalá estallaran mis retinas.

Me quedaría velando su  destrucción.

Esa muerte que no alcanza a ser más inútil que su inerte vida, ya antes existió un velorio sin tanto ritual, se enterró a puñados de tierra un fruto seco que fingió ser fértil, tantos nutrientes lo mataron, sólo engordaron su vacío, ni siquiera produjo esencia ese ensanchamiento… sólo eso, otro muerto, un recuerdo vago en las sombras de mi memoria…

…Hay algo que me inspira, sólo susurros repitentes intentan sostener algo de fe, repiten y repiten las mismas palabras, los mismos sonidos que se van creando con cada eco, el desaliento los va habitando y la fe se va alejando.

Huecos sordos, es en lo que en momentos se convierten nuestros espacios, silencios violados, cuyas fuerzas inútiles no pueden romper los nudos de todas esas razones que una vez sumamos y hoy nos atan a verdades impuestas por realidades ajenas.

¿Cuando fue que perdí la fe?

Ojalá lo recordara, pero sé que no es a ese momento al que debo regresar para reprocharme. Es irónico que ese sea el lugar donde habla esa verdad que insistía en contarme que todo fue un invento, que eso de fe no era más que otro de los mitos que recogen nuestros oídos, de historias que se repiten, con palabras de tonos diferentes, en tiempos distintos. 




Diálogos ciegos

No es tan simple  hacer silencios de tantos diálogos creados , de construir el contenido de informaciones dichas procesadas y grabadas, no es tan simple quedarse callado abrazando  a ideales perdidos, extraviados… a recuerdos que aunque tuvieron un sostén hoy no tienes soporte y habitan como presencias que enfrían la memoria.

Caminar hacia atrás olvidando el camino trazado por la experiencia no es suficiente. Inventar otra manera de deshacer los pasos sin borran las rastros tampoco ¿De qué hablo…? Ya aprenderé a decir algo más que palabras quebradas y carcomidas por el abandono al que las someto a diario. Oscuridad es lo que  proponen estos diálogos ciegos. La mayoría de las veces alardeo, los discursos en lo profundo suelen ser más crípticos,  porque se convierten en imaginarios subjetivos que no alcanzan a leerse con el mismo sentido en espaldas ajenas, las palabras sobre los muros suelen devolver lecturas que aportan solo un poco más del sentido que se propuso al escribirlas y ese poco no es una respuesta  a algunos interrogantes, porque se vuelve una pregunta más…

No haré más bulla… es suficiente la saliva que se pierde con tantas palabras que se direccionan a esas intenciones que sólo tienen soportes racionales, de esas que se alimentan de proyecciones mentales, que no incluyen experiencias, sólo conclusiones quizás apresuradas y motivadas por teorías y entendimientos dogmaticos, que se apartan de las confrontaciones a las que nos somete nuestra humanidad, sin considerar que tal vez el equivocarnos sea ya nuestro aprendizaje, y el confrontar la humanidad, nuestro entendimiento…

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